Tomás Sánchez

A río revuelto, pierden emprendedores

Tomás Sánchez V. Director ASECH @TomsAwaki

Por: Tomás Sánchez | Publicado: Jueves 7 de marzo de 2019 a las 04:00 hrs.
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Mayor o menor recaudación, ése parece ser ese el punto de discordia para decidirse a aprobar la “idea” de legislar sobre la modernización tributaria. Mientras tanto, los emprendedores seguimos dando la batalla en un mercado más exigente, con una legislación tributaria que ni los contadores entienden y que no pone a las pymes en el centro.

En un país donde más del 60% del empleo lo dan las pymes, pero ellas generan sólo un 16% del PIB, se cae de maduro que poner el desarrollo de la pequeña y mediana empresa al centro del debate es la vía para reducir la desigualdad y transformarnos en desarrollados. Honorables congresistas, por favor legislemos a favor de las pymes de Chile.

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A los emprendedores no se nos aparece marzo, se nos aparece abril. Y es que simplemente el manual para entender el código tributario es más largo que la ley. Entre diferentes alternativas es difícil entender y decidir; intentando compatibilizar el largo plazo optimista, con la realidad del corto, no es claro a qué cláusulas acogerse; y cuando no se cuenta con un buen asesor tributario, no sorprende que sólo un 25% de las pymes opte por la contabilidad simplificada. Extender la contabilidad simplificada al 100% de las pymes es fundamental para que ellas puedan destinarle tiempo y esfuerzo a su negocio.

Además, es bueno recordar que detrás de cada pyme hay un emprendedor, una persona. Tratémoslas a ellas como tratamos a todos los trabajadores de Chile: quienes ganan más que paguen más. La progresividad tributaria es un fundamento lógico y justo para que tratemos a cada emprendedor y empresa en su justa medida, poniendo los incentivos para que emprender sea tan atractivo como emplearse, ya que eso hoy no es así.

Un profesional recién egresado tiene hoy más incentivos para emplearse que para emprender. Al ganarse sus primeros 600 mil pesos, no paga impuestos, pero su empresa sí lo haría y por un 25%. No es todo: para los siguientes 800 mil pesos como empleado, pagas sólo un 4% y después un 8%, de ahí un 13,5% y sabemos como sigue la historia. En cambio, como emprendedor, chico o grande, siempre pagas el precio completo sin descuentos.

Si vemos la legislación tributaria como reflejo de una estrategia, tácita o explícita, para desarrollar nuestro país, nos damos cuenta de que tiene sus fichas puestas en el empleo como principal vehículo. Y podríamos hacer algo para presentar el emprendimiento como un camino atractivo. La exención tributaria para las nuevas empresas en sus primeros años y sus primeras ventas sería una medida efectiva no sólo para incentivar la creación de empresas, sino que también formalizar miles de micro-emprendedores que no ven beneficios en ello.

La meta de la modernización tributaria y el centro de su discusión debería ser cómo lograr que las pymes representen un 50% del PIB. Eso sería un claro indicador de una economía saludable, de un mercado balanceado y un país más justo. Para plantearnos esa meta, primero necesitamos legislar.

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